La dinastía heracliana
El gobierno de Heraclio venció a las tropas sasánidas ante Nínive y entró en la capital
Ctesifonte en el año 628, recuperando la reliquia de la cruz de Jesucristo, la cual devolvería a
Jerusalen en el año 630. El problema de la religión (monofisitas y diofisita), eran unos de los
temas que ocuparían al emperador Heraclio y a sus sucesores, y el emperador Heraclio, junto al
patriarca Sergio probó una nueva fórmula de unión promulgada en la Edthesis imperial, en el año
638, esta sería completada, por Constante II con la prohibición de más debates sobre la naturaleza
de Cristo (La iglesia occidental y Oriental romperían relaciones)
Hispania y Rávena se separan del Imperio, dando por terminada la idea de Justiniano (“restitutio
imperii) de restaurar el Imperio (Tenían muchos frentes abiertos).
Aparece la ideología de la guerra santa como justificación política imperial y en los autores
áulicos. La peregrinación a Jerusalén del emperador para depositar la Vera Cruz fue la victoria
definitiva. Como causa de estas guerras santas, dejaría a los dos imperios agotados permitiendo la
expansión árabe. Bizancio no sucumbió ante tantos problemas y eso fue el gran triunfo de la
dinastía Heracliana. La época heraclida supuso la consolidación de Imperio Bizantino El Gobierno
más problemático fue el de Justiniano II (685-695, 705-711). En su gobierno se celebró el concilio
Quinisexto y provocó la separación de con la Iglesia Occidental. En el siglo VII, el Imperio Romano
de Oriente se transforma en el Imperio Bizantino, debido a su Helenización cultural y la
institución del emperador se había transformado, perdiendo su denominación latina. La lengua latina
desaparece de los documentos oficiales en favor del griego (proceso iniciado por Justiniano).
Aunque ya en el pasado, dentro del Imperio Romano, existían estas diferencias.
Un Saludo de Viajero en el Tiempo.
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