miércoles, 4 de junio de 2025

La Contra armada de 1589: El desastre oculto de Inglaterra tras la Armada Invencible


      Tras la sonada derrota de la Armada Invencible en 1588, el gobierno de Isabel I de Inglaterra, con el apoyo de inversores privados y del almirantazgo, organizó una imponente expedición militar conocida como la Contraarmada o “Invencible inglesa”. Su objetivo era múltiple: destruir los restos de la flota española, impedir su reconstrucción, ocupar Lisboa fomentando una rebelión contra el dominio filipino, y debilitar al Imperio hispánico en el Atlántico. Liderada por Francis Drake y John Norreys, la expedición fue la más ambiciosa jamás lanzada por Inglaterra hasta entonces.


La empresa partió con cerca de 25.000 hombres entre soldados y marineros, una flota de más de 180 naves y grandes esperanzas de éxito. Sin embargo, la realidad fue muy distinta. En La Coruña, primer objetivo de la campaña, las tropas inglesas se toparon con una feroz resistencia organizada por los civiles y soldados locales, destacando figuras como María Pita, símbolo de la defensa. Tras una dura derrota, la flota siguió rumbo a Portugal, donde esperaba desencadenar una sublevación contra Felipe II.


En Lisboa, sin embargo, el pueblo portugués no se levantó, y la guarnición resistió con firmeza. Además, las tropas inglesas estaban diezmadas por las enfermedades, la desorganización, el hambre y la falta de apoyo local. La expedición acabó en un rotundo fracaso militar y humano, con más de 11.000 muertos, cientos de barcos hundidos o averiados, y ningún objetivo conseguido. Lejos de provocar un colapso español, la Contra armada supuso una inesperada victoria para Felipe II y fortaleció la posición defensiva del Imperio.


Durante siglos, este episodio fue silenciado en la historiografía inglesa, eclipsado por el mito de la victoria frente a la Armada Invencible. Solo en tiempos recientes ha sido estudiado con mayor atención, revelando su verdadera magnitud y su impacto en la guerra anglo-española (1585–1604). Desde el punto de vista histórico, la Contra armada fue no solo una respuesta fallida, sino una lección sobre los límites de la ambición imperial inglesa y sobre la capacidad de recuperación del poder naval hispánico a finales del siglo XVI.



 





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